Soy Walter Mauricio Robles Rosales, abogado peruano, Profesor Principal de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la UNFV, especializado en Derecho Constitucional y Ciencia Política en pre grado y en las mestrías y doctorado.
Director de la Escuela Profesional de Derecho de la UNFV desde enero del 2011 hasta la actualidad. En este Blog, usted podrá encontrar artículos, ensayos y trabajos de investigación sobre Derecho Constitucional, Derechos Humanos, Derecho Administrativo, Ciencia Política, Conciliación, entre otros. Mediante esta página web pongo a disposición de todas las personas mis trabajos, asi como los comentarios de análisis político que realizo a través de diferentes medios de comunicación y eventos académicos que se llevan a cabo en mi país.
jueves, 22 de mayo de 2008

PostHeaderIcon El político de la armadura oxidada

"El Caballero de la Armadura Oxidada", es un hermoso libro de fantasía adulta narrada con fino humor y aliento por Robert Fisher, quien nos deja el mensaje de liberarnos de frías y rígidas barreras que nos impide conocernos, ver, oír y tomar decisiones correctas. Aquel Caballero, de muy buena voluntad, triunfador de mil batallas, matador de dragones y salvador de damiselas en apuros, siempre listo con su briosa armadura y espada en ristre para emprender cualquier cruzada contra sus enemigos malos y odiosos, llegó un momento que consideró una banalidad quitarse la soberbia armadura, a pesar de su entorno que tanto le amaba y suplicaba quitársela porque impedía dialogar mirándose a los ojos, sentir el abrazo de los suyos, quienes comenzaron a olvidarse que aspecto tenía. El orgulloso caballero comenzó a amar mucho más a su armadura que a su esposa. La brillante armadura lo atrapó.

El político en el Perú, a semejanza y espejo del inefable Caballero, es extremadamente individualista, omnipotente y omnisapiente. Siempre listo para la confrontación, soberbio y orgulloso de sus victorias. Cuando las circunstancias le obligan, muy a su pesar, convocar a personas para tareas que él personalmente no puede realizarlas por los límites que le impone la Constitución y la ley, no escoge colaboradores sino secretarios obsecuentes que lo ensalcen. Engulle funciones que no le compete. Y es renuente a formar discípulos. El es único, celoso y sin rivales en las altas esferas del gobierno ni en la modesta capilla de su partido político. Se convierte en caudillo de regímenes de dictadura o de gobiernos democráticos.

Como todo político está obsesionado por el poder, más para ser servido que servir, para su bien personal antes que el bien común, y en ese regodeo, cual Lúculo exige austeridad y honestidad en la gestión pública mientras que su masa cilíndrica rueda en el charco gorrino del placer. Es un prebendado que vive de la propina, del viático y del cohecho. En su desequilibrio se cree un Mesías enviado para salvar a tantos pusilánimes y desorientados que sólo fueron prudentes y reflexivos.

Sus cortesanos desespiritualizados van recogiendo pitanzas que él arroja con desprecio. Sin él no son nadie. Su enorme soberbia lo embriaga volviéndolo vanidoso que al decir de Max Weber lo conduce a cometer dos pecados mortales en el terreno de la política: la ausencia de finalidades objetivas y la falta de responsabilidad; la primera le hace proclive a buscar la apariencia brillante del poder en lugar del poder real; la segunda lo lleva a gozar del poder por el poder, sin tomar en cuenta su finalidad. Es sólo un trágico comediante sumido en la charlatanería que adora el poder puro. De Santo Tomás sólo aprendió las torturas y el maltrato de la Santa Inquisición; de Maquiavelo, la ausencia de escrúpulos para lograr la repartija del Estado; de Marx, predicó el incendio violento de la historia. Su concepción monista del mundo es la de Polifemo sesgado.

La cerrada armadura le impide ver en todas su dimensión el paraíso de la vida, sentir sobre su rostro el viento fresco de las mañanas, la fragancia de las flores, el cálido beso de un hijo. Para que retorne a su inicial sensibilidad juvenil que lo llevó a bregar por la igualdad y la libertad, necesita quitarse el inmenso ego de su armadura que lo alborota. Entonces, al igual que el Caballero necesita transitar por la empinada ruta de la verdad para reaprender a conocerse y a tener consciencia de sí mismo en el castillo del silencio, allí reflexionará y escuchará su voz cansina, explorará toda su vida y se encontrará en la intimidad con su conciencia. Poco a poco se habrá de caer la lata oxidada, volverá a ver la luz del conocimiento que lo saque de la confusión oscura y de la presumida vanidad.

Su batalla definitiva será contra el dragón de su miedo y de su duda blandiendo el arma de su voluntad y osadía. Tendrá que derrotar a sus demonios internos. Finalmente, se dará cuenta que en la cima de la montaña hay una claridad del conocimiento de la verdad que viene de la sencilla naturaleza de la vida, del cálido amor de los suyos y de la humildad de sus limitaciones. A partir de entonces, tendremos al estadista que le importa su honra más que el dinero, la responsabilidad más que la improvisación y la historia más que la anécdota.
miércoles, 7 de mayo de 2008

PostHeaderIcon El órgano colegiado en la Administración Pública


El órgano colegiado es un órgano-institución constituido por una pluralidad de personas naturales o representantes de entidades públicas, de la sociedad civil o instituciones intermedias con el fin de coordinar, deliberar y adoptar decisiones que fortalezcan las políticas públicas de crecimiento y desarrollo institucional. Siendo un órgano que forma parte de una entidad de la Administración Pública, es un instrumento jurídico colectivo que delibera y acuerda decisiones democráticamente por consenso, unanimidad o mayoría, los cuales expresan la voluntad unitaria respecto de un interés público.

Quizá los más celebres órganos colegiados sean aquellos Consejos de los Quinientos creado por los griegos, los Camachicos de los Ayllus pre-inca, o lo que en la constitución del Lumen Pentium del Concilio Vaticano II se recuerda que Cristo, al llamar a los Doce como apóstoles suyos, los organizó a manera de colegio o comunidad estable, aunque con San Pedro a la cabeza de los mismos.

Son órganos colegiados los Concejos Municipales, los Consejos Universitarios (Consejo de Facultad y Consejo Universitario), Comisiones Dictaminadoras, Comisiones Permanentes, Comisiones especiales, Comisiones de Procedimiento Administrativo, así como los de naturaleza operativa o de línea como el Comité de Adquisiciones. En realidad hay una variabilidad de órganos colegiados regidos prevalentemente por su propia ley, pero que complementariamente están regulados por la Ley del Procedimiento Administrativo General °ey N° 27444, (LPAG).

Cada órgano colegiado está representado por un Presidente, bajo responsabilidad de asegurar la regularidad de las deliberaciones y ejecutar los acuerdos, lo apoya un Secretario que prepara la agenda, lleva, actualiza y conserva las actas de las sesiones, cuya lectura es obligatoria para su aprobación al inicio de la sesión posterior, y en caso de aprobarse en la misma sesión, el Secretario certifica los acuerdos específicos, ya aprobados, debidamente escritos, y el pleno autoriza la ejecución inmediata de lo acordado, los cuales comunica, otorga copias y demás actos propios de la naturaleza del cargo. Hay que advertir que el acta de la sesión, que tiene una estructura ordenada, es de cardinal importancia toda vez que en este documento se transcriben los hechos o expresiones producidos durante el desarrollo de la sesión, sin que la precisión sacrifique la exactitud de las propuestas, los votos y los acuerdos. De aquí salen las resoluciones que generan actos administrativos y de gobierno. De esta manera, cualquier ciudadano que tenga interés, tiene el derecho de solicitar y recibir información, de acuerdo con el A°t. 7° de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública, °ey N° 27806, como por ejemplo, copias de actas, de resoluciones, grabaciones, fotografías, etc. El funcionario público responsable de dar información o obstruya el acceso del solicitante podrá ser denunciado penalmente por la comisión de delito de Abuso de Autoridad de acuerdo con el A°t. 377° del Código Penal,

El presidente del órgano colegiado que reúna los requisitos, puede ser designado o elegido por los miembros de la entidad colectiva de conformidad con la norma. Sus miembros tienen una conducta activa, es decir, participan en los debates de las sesiones con propuestas que pueden expresar una inquietud personal o institucional; ejercer el derecho al voto, y cuando lo consideren necesario el voto singular debidamente justificado.

El régimen de sus sesiones -que pueden ser ordinarias ( convocatoria antelada y agenda del orden del día), periódicas con fecha fija ( sólo notificación del orden del día), urgentes (notificación de agenda del día), plenarias con unanimidad de integrantes ( que pueden obviar la convocatoria y el orden del día)-, está sujeto a normas expresas que le dan orden, cronograma, y temáticas que debatir, para tal efecto, los miembros del colegiado deben recibir con antelación de no menos 48 horas la convocatoria a las sesiones con la agenda y la información suficiente sobre cada tema de tal manera que se tenga conocimiento de las cuestiones por deliberar. Es sumamente importante la información para que puedan opinar y tomar decisiones justas y oportunas.

De acuerdo con el °rt. 99° de la LPAG la sesión es válida sólo cuando cuenta con la presencia del Presidente, Secretario y mayoría absoluta de sus integrantes. Pero también es válida cuando al no haber quórum establecida por la mayoría absoluta, en segunda convocatoria el quórum lo fija la tercera parte de los miembros, y en todo caso, en número no menor a tres. Es la regla general, pero cuando existe una ley especial, como la Ley Universitaria° Ley N° 23733 que rige al sistema universitario, el°Art. 40° precisa el quórum de la mitad más uno, para la instalación y funcionamiento de Consejo de Facultad y Consejo Universitario. Igualmente, el °rt. 16° de la Ley Orgánica de Municipalidade°, Ley N° 27972, establece el quórum de la mitad más uno de sus miembros hábiles para las sesiones del Concejo Municipal. Ninguna norma de menor jerarquía puede contravenirlas, llámese estatuto o reglamento, cómo algunas autoridades equivocadamente se han excedido en sus atribuciones.

En suma, la eficiencia de un órgano colegiado guarda relación directa con la idoneidad de sus miembros: experiencia, honestidad y competitividad profesional.