Soy Walter Mauricio Robles Rosales, abogado peruano, Profesor Principal de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la UNFV, especializado en Derecho Constitucional y Ciencia Política en pre grado y en las mestrías y doctorado.
Director de la Escuela Profesional de Derecho de la UNFV desde enero del 2011 hasta la actualidad. En este Blog, usted podrá encontrar artículos, ensayos y trabajos de investigación sobre Derecho Constitucional, Derechos Humanos, Derecho Administrativo, Ciencia Política, Conciliación, entre otros. Mediante esta página web pongo a disposición de todas las personas mis trabajos, asi como los comentarios de análisis político que realizo a través de diferentes medios de comunicación y eventos académicos que se llevan a cabo en mi país.
viernes, 3 de junio de 2011

PostHeaderIcon NI CON LOS BARRIOS ALTOS NI MADRE MÍA

NI CON LOS  BARRIOS ALTOS  NI MADRE  MÍA
Por Walter Robles Rosales

Este 05 de junio  el pueblo  soberano  del Perú  elegirá  a  su  Primer  Mandatario. Quien  sea el depositario  de la mayoría  del  voto  popular, deberá tener  el respeto  que emana  de la legitimidad  y  de la  legalidad constitucional. Entonces  los  20  millones  de peruanos  tendremos  que cerrar  filas   para  continuar   creciendo  económicamente  pero   con  una decidida   voluntad política  de   distribución  de la riqueza y de inclusión de los  más pobres.

Sin embargo,  pregunto ¿Quién  gane  la  Presidencia  de la República  será el bueno y  quién pierda  será el malo?   ¿Los  primeros,  serán  los inteligentes  y los que pierden, los   ignorantes?  ¿Quién  gane  será  reivindicado  en  sus  errores, insanias  y exabruptos y quien pierda   será  condenado  y maldecido  hasta el fin de su  existencia?

En política  el maniqueísmo  no sólo es confrontación negativa  sino  que trae   consigo  consecuencias  gravísimas  de rencor, odio  y separación.  Y el Perú   no  está  para esos tafetanes.

Ahora, en el presente escenario de la  incertidumbre,  el  ciudadano elector  deberá de  optar   entre Keiko  u Ollanta, sin embargo,  atisba  la amenaza  de  un  importante  voto  nulo, blanco  o  viciado.  Cualquiera   modalidad  de  votación,  es un derecho fundamental que   se  respeta.

Ambos candidatos, nos han relatado  sus vidas, proezas y milagros: caperucita roja nos señala que el  lobo  feroz es el otro.

Ambos  no  satisfacen   en sus  planes  de gobierno: mientras el  comandante se  desdice  y contradice,  la congresista  plantea  sólo  generalizaciones.

Ambos  llevan consigo, así se dice,  el pecado  genético del violador:  mientras que  el   padre  ayacuchano  se alzó a  una  humilde doméstica,   el  inquilino de la Diroes, violó  a  la   señora Constitución.   

Ambos,  llevan el lastre del golpismo: Es  cierto que   ella  no  dio el  golpe de Estado el 05  de abril  del  92, pero  está  rodeado   de   unos  de sus ilustres mentores como Jaime Yoshiyama,  quien fuera  Presidente de un  llamado Congreso Constituyente Democrático   que   impuso tramposamente la  Constitución de 1993;  mientras  que  el   febril comandante  intentó  un  golpe de Estado el 01 de  enero de 2005 contra  el  legítimo gobierno de Toledo.

Por   eso  y muchas  cosas  más,  a ambos  no  les  creo,  no les tengo confianza, por lo tanto  mi   voto  será  NULO.

Sin embargo, no  me atrevo  a   pedirle  a   mi  prójimo  que   vote al igual que  yo. No. Ni  mucho menos  adjetivaré  de improperios  a  quien vote diferentemente.  Sólo  respetaré   su  decisión   ciudadana de votar   de acuerdo  a su conciencia, porque   mi  formación   democrática  me lo impide, así  como  que  igualmente  me  obliga  a   ejercer   mi derecho a  fiscalizar al gobernante de turno, a demandar el cumplimiento  de sus propuestas, que sus actos de  gobierno y de administración sean tranparentes, y por supuesto, continuar construyendo  un Estado Social y Democrático de Derecho  en  el  marco de la doctrina y  principios de Haya de la Torre sin  el cálculo  prebendario  de  un  cargo  en  la administración pública.

 Lima, 03 de  junio de  2011.










sábado, 28 de mayo de 2011

PostHeaderIcon LOS GOLPES DE ESTADO Y EL ESTADO DEMOCRÁTICO

 martes  7 de julio de 2009
Radio Latina (Huacho)

LOS GOLPES DE ESTADO Y  EL ESTADO DEMOCRÁTICO

Por Walter Robles Rosales


A propósito del golpe de Estado  en la República de Honduras, donde los militares con la aprobación del Congreso  de la República,   el Poder Judicial de ese país de América Central,  se ha puesto en el tapete  del debate de la opinión pública en América Latina sobre  el  hecho político  que conocemos como “golpe de Estado”.

En primer lugar qué  es un golpe de Estado. Veamos, el Diccionario Ideológico de la Lengua Española (Julio Casares de la Real Academia Española. Editorial Gustavo Gile. Barcelona, 1985) nos dice que es una  “Medida grave y violenta de uno de los poderes del Estado, usurpando las atribuciones de otro”.

El Diccionario  de Uso Español  (de María Moliner, A.G., Editorial  Gredos S,A., Madrid, 1997), nos dice que el Golpe de Estado es una “Acción de apoderarse  violenta e ilegalmente  del gobierno de un país, algunos de los poderes del mismo, por ejemplo, el ejercito”

El Diccionario Anaya de la Lengua dice que es “Usurpación del poder por parte  de un grupo”.

El Diccionario de la Real Academia Española,  preceptúa que el golpe de Estado es una “Actuación violenta  y rápida, generalmente por fuerzas militares o rebeldes, por la que un grupo determinado  se apodera o intenta apoderarse  de los resortes del gobierno de un Estado,  desplazando a las autoridades existentes”.

El constitucionalista argentino Bidart  Campos  en su Lecciones Elementales de Política (p.  451, Editorial Grigley, Lima, 2002) sostiene que “El golpe de  Estado se detiene y localiza  en un mero cambio del elenco gobernante; es también violento, pero no cambia al régimen  en sí mismo, sino destituye  a los titulares del poder y los reemplaza por otros”.
 
Lo cierto es que el golpe de Estado o gobierno de facto,  es la captura del poder político de una manera ilegal, violenta y repentina por parte de un grupo de poder, quebrantando la legalidad institucional y la legitimidad de la  voluntad popular El golpe de Estado  siempre es realizado por un grupo  minoritario organizado, con un objetivo, provocado intencionalmente, sustituyendo autoridades o generando un cambio del régimen político, suspendiéndose las  garantías constitucionales  y  poniendo a su servicio los demás poderes del Estado  y  los medios de comunicación.

El  golpe de Estado que ha derrocado a Manuel Zelaya  ha sido condenada por casi todos los países de América Latina. La Organización de los Estado Americanos (OEA),  ha  acordado aplicarle el artículo  21 de la Carta Democrática Interamericana  sancionando al país centroamericano  con la suspensión. Lo negativo es que la OEA  ha perdido credibilidad, pues  históricamente siempre  han convalidado  los golpes de Estado

Creo que la posición principista de todo ciudadano democrático  y  todo  grupo  político que se precie de democrático  es el de condenar  todo golpe de Estado, aún cuando  estamos informados  que Manuel Zelaya, pretendiendo seguir la ruta política del presidente venezolano Chávez, tenía la  ambición de instaurar un régimen de gobierno autócrata, vía un referéndum  y una  asamblea constituyente, que le conceda poderes   para gobernar monocráticamente, poniendo a  su servicio  el Congreso, el Poder Judicial, y por supuesto, los medios de comunicación, los cuales se dediquen solo a  lanzar aleluyas  a  todas sus acciones.

Un golpe de Estado  es un  retroceso  civil, político y económico.  La Constitución deja  de ser  la fuente  de todos los derechos y deberes ciudadanos.  Desaparece  todo tipo de control político.  La corrupción pudre  todos los actos administrativos, financieros  y políticos  llevados a cabo  por quienes manipulan el poder, convirtiéndose  en un gobierno de inmunidad  y de  impunidad. Algo más, todos los golpistas  han dejado el poder  con una  abultada  cuenta  de  ahorros, producto del robo  y del latrocinio.

Con el progreso de la Ciencia Política que ha depurado los conceptos, estoy de acuerdo  con el profesor  Bidart Campos  (p. 272)  cuando  afirma que la democracia  no es una mera forma de gobierno, es más bien una forma de Estado. La democracia  como forma de Estado sitúa al hombre dentro de la comunidad política en una  forma de convivencia libre, que asegure su dignidad, su libertad y sus derechos individuales. La democracia como forma de Estado presupone una forma y un estilo de vida, que es la convivencia humana en justicia y en libertad. El Estado es democrático cuando su poder  se ejerce en forma respetuosa y al servicio del bien común. Un Estado democrático es  inclusivo, solidario y de oportunidades para todos, especialmente,  con los sectores más débiles de la sociedad. Lo contrario a un Estado democrático es  el de Estado autoritario y el Estado totalitario.

En el Perú,  se han dado muchos golpes de Estado, y en el balance nuestra historia política, más  son los  Estados autoritarios  y de dictadura, las formas de Estado  con los cuales nos han  desgobernado. Desde entonces la persecución, los asesinatos y genocidios, la corrupción y el silencio cómplice, han caracterizado una forma de Estado cerrado  y arbitrario  en el manejo del poder político.  En 1992 se produjo el último golpe de Estado, y su desarrollo y final, es historia que ya todos conocemos.  De ahí que  el Estado democrático en  nuestro país es débil, como débiles son sus más importantes instituciones. Creo que el estadista  del siglo XXI, debe asumir su responsabilidad, contribuyendo desde la vertiente en que se encuentre, a fortalecerlo,  con el diálogo y la  mejor buena voluntad resolviendo los problemas  que por ser políticos afectan  a todos, gobernantes y gobernados. 

Eso explica nuestro rechazo y repulsa  a los golpistas de Honduras.  Y a quienes  deliberadamente,  acaso,  pretendan en el Perú provocar un golpe de Estado que nos conduzca  al  túnel  de la  corrupción y de la violencia. Pregunto ¿ La continuidad sistemática de  paros y huelgas con toma de carreteras y de aeropuertos, destrucción de bienes  públicos,  con muerte de 34  personas entre militares y civiles, amenazas, violencia y secuestro se pueden aceptar dentro de un Estado democrático ? Yo creo que no. Los paros y huelgas como canales de protesta y de queja son legítimos en un Estado democrático, pero  con violencia sistemática que genere inseguridad,  inestabilidad y zozobra pueden ser parte de un plan siniestro de crear un escenario propicio  para provocar un golpe de Estado ? 
 Si algo se aprende de la historia, es tomar  previsiones y denunciar cualquier  plan  u acto ominoso  que pretenda  arrojarnos a la aventura irresponsable y sangrienta de un  siniestro golpe de Estado.  Nuestra  democracia está en formación, es todavía adolescente, y puede ser fuerte y virtuosa en la medida en que todos los peruanos,  de todas las izquierdas y de todas las derechas, enfaticen y cultiven la tolerancia y el diálogo en la resolución de conflictos que hagan posible la gobernabilidad. Yo creo que  cualquier problema se resuelve, lo único que no tiene solución es la muerte. Pero se requiere firme y común voluntad  de proponer  ideas, razones y sentimiento de hacer  bien la cosa pública  en el marco del respeto a la persona humana. Necesitamos deponer intereses subalternos  y avanzar en la construcción de un Estado social y democrático de derecho

Desde “construcción ciudadana”, en Radio Latina,  gracias.

Lima, martes  7 de julio de 2009.

PostHeaderIcon LA LECCIÓN DE BAGUA

Radio Latina  de Huacho.
Programa: “10 minutos don Walter Robles”
Martes, 8 de junio de 2010.
 


                                      LA LECCIÓN  DE BAGUA

Por Walter Robles Rosales

El 05 de junio se recordó el triste y lamentable suceso ocurrido en la provincia de  Bagua, ubicada  en el departamento de Amazonas, donde  murieron hace exactamente un año,  34 personas -25 policías y 9 indígenas- en medio  de  un conflicto social, que desembocó  en un cruce de balas y  piedras. Allí se produjo la confrontación entre  el odio y la desconfianza, el desprecio y la rebeldía, la sordera  y la demagogia. Allí  venció la muerte  sobre la vida.

Bagua es ahora  una marca de fuego que lleva en la frente  una clase política  que todavía disfraza su  incapacidad y soberbia  con  remilgos. Yo no veo un mea culpa honesto  que reconozca errores que  los cometieron en abundancia los involucrados pletóricos de inmadurez e  irresponsabilidad. Y lo que es grave,  no se advierte  que  las   broncas justas de   los pueblos nativos aún están latentes, que sus problemas  todavía  no tienen solución,   mientras  se espera  indolentemente que el tiempo  restañe las  heridas  abiertas. 

El Estado  tiene  que darse cuenta  que la  deuda  que tiene  con los pueblos amazónicos  y  serranos  es  una  deuda, que más tarde  o más temprano  se tiene que saldar. Pero  que esta  deuda  se  salde  con   políticas públicas eficientes  donde  el  niño, el joven,  la madre, el  hombre  común y corriente tengan acceso  a la salud, a la educación, a la vivienda, al trabajo,  a la alimentación, a los servicios básicos como  electricidad  y agua,  como todo  ciudadano peruano, común y corriente, que aspira  a  formar  una familia  decorosa  y  vivir  con dignidad. 

Pero si el Estado  pretende  no saldar esta  deuda histórica,  entonces  no habrá paz, ni seguridad  ni convivencia  armoniosa.

Creo  que  no se puede  eludir  este compromiso social, económico, cultural, legal,   que  compete   sobre todo  a la clase política que  gobierna  o aspira a  gobernar. Y  esa  es  la lección  que  extraemos  de la tragedia  dolorosa  de Bagua,  que nos  hiere  personalmente en el corazón  y llena de vergüenza no tan ajena.

Yo no puedo   aceptar  que  algunos  ministros, como el inefable Ministro de Agricultura, Adolfo Córdova y cierta  prensa mercenaria se coludan para atribuirle exclusivamente toda  culpa  de  los  sucesos de Bagua  a los dirigentes nativos  como Pizango, clamando severo castigo. Este Ministro ha publicado alegremente  un Comunicado el día 06 de junio del presente, en los diarios de circulación nacional, donde no  hay ninguna línea  de  reconocimiento  de  errores, todo  lo contrario,  se ufana   de haber realizado  intensos diálogos,  frecuentes reuniones y el haber elaborado una Propuesta Nacional de Desarrollo Amazónico, que nadie conoce.  Lamentablemente hay individuos fariseos  que por su conducta  se  muestran como uno de esos  especímenes  que sólo  ven los hechos en blanco y negro, y consecuentemente, suelen proponer  políticas  con perfiles  que sólo benefician a sus  héroes excluyendo a supuestos  villanos sobre quienes debe caer todo el peso  de  la ley.  Políticos  cegatones como el aludido  inducen a  gobiernos  a  desbarrancarse  en  otras curvas del diablo.

Para nadie es un secreto  la  ineptitud de  políticos y militares de alta graduación por la desidiosa forma en  que  abordaron  el  conflicto que se venía gestando,  por lo menos, desde un año atrás y  que  la Defensoría del Pueblo  venía  advirtiendo reiteradamente. Y nadie  la escuchó.

El Congreso  con pretextos insulsos evadía el debate de  derogatoria de  los decretos  legislativos que afectaban los derechos fundamentales de  los  reclamantes  y aprobar un proyecto de ley que ellos proponían. Y que en todo caso,  se  hubiera  podido  mejorar  con participación de  todos.  Pero los parlamentarios de oposición  se dejaron arrastrar  por la  fácil  demagogia  mientras que los oficialistas caían  en la trampa de  la  terquedad.  La torpeza y la obstinación se  aliaron  para  preparar el camino  de la  confrontación  mortal.

Los dirigentes nativos haciendo  gala  de  infantilismo clamoreaban  insurgencia popular, exponiendo vidas inocentes a la vorágine  tribal  del  “gana gana”.

Ahora las  muertes  son irreparables, el dolor  no desaparecerá, y aunque el llanto se seque,  Bagua siempre  será una cruz  donde  el  peruano  nativo  o policial fue sacrificado  en la  impunidad  de  una sarta  de  imperturbables ineptos que  arguyen no tener culpa alguna.   

El Estado, y especialmente el gobierno,  deben  escuchar  en la búsqueda  de políticas que articulen intereses y sentimientos, y luego hacer.  Escuchar  con humildad  del viejo  sabio para saber y conocer  qué es lo que aman  y  anhelan,  atender  diligentemente  sus  reclamos,  compartir  su visión, su identidad, su cultura, su tradición,   y descubrir  la clave  del desencuentro entre  el Estado  y los pueblos  originarios abriendo un diálogo  de reconocimiento  de  que las partes  reconocen el derecho a la igualdad. 
    
Pero  fundamentalmente  hacer,  es decir, las promesas se realicen, las políticas  se  efectivicen, los objetivos  se cumplan,  y  dando espacio  de participación y  representatividad  política en los niveles  municipal, regional  y  nacional,  a los  pueblos  originarios  que también tienen derecho a gobernar a  su país restaurando  inequidades  históricas.  De ninguna manera  se les puede ningunear  el derecho fundamental de elegir  y ser elegidos. Ellos  también tienen  derechos civiles, económicos y políticos.

El Estado tiene  que bajar el  mentón  y  sentarse  para dialogar  y  ponerse de pie  para  hacer.  No es  a la viceversa.

Y que conste que aún estamos a tiempo.  Que no  se abuse  de la paciencia  de los  pueblos porque  todos  quieren  paz en sus  hogares. Por eso  es que  en el homenaje  convocado por la Organización Regional de Pueblos Indígenas de la Amazonía Norte (ORPIAN), realizado en la Curva del  Diablo  el 5 de junio, con la concurrencia de más  de  3 mil personas, entre  campesinos, estudiantes,  awajunas, wampis, entre otros, se abrazaron Felipe Bazán, el padre del mayor PNP Felipe Bazán  Soles  -el policía  que desapareció hace un año-,   y   Pizango, como  dos  hermanos  que saben que  hay  desgarramientos  íntimos y profundo  que  los une.

Porque  no puede haber un  Perú descoyuntado en dos: el primero, oficial, castellanizado,  moderno,  que utiliza  internet  y  celular,  el segundo,  marginal,  dialectal,  retrasado, que sólo utiliza,   flecha y lampa.  Esta no es la   democracia sustantiva  que  nos enseñaron Porras Barrenechea, Basadre, Haya de la Torre.     

Y el primer  gesto que debe hacer  el gobierno  es el de promulgar la Ley de Consulta a los Pueblos Indígenas y  una Ley de Amnistía   a favor de  ciudadanos, indígenas,  ronderos, campesinos, comuneros que en la actualidad  están siendo procesados  en el Poder Judicial  y  otros  son perseguidos  por las autoridades.

En  consecuencia, hay  una lección que aprender.  Hagamos  la conciliación  y la paz.  Este es el momento de dar  confianza. Enfrentemos   el reto  de  derrotar  a la  pobreza  y a la corrupción  reconociendo que  en los más humildes de los pueblos  hay dignidad y  fortalezas locales  que hay  que potencia e impulsar.   

Gracias.
Lima,08 de junio, 2010.

PostHeaderIcon POR QUIÉN NO VOTARÉ

POR QUIÉN NO VOTARÉ


Por  Walter Robles Rosales

El escenario político peruano  se   ha remecido   ante   la  irrupción de Ollanta Humala, quien   encabeza   la  preferencia electoral para   esta primera ronda eleccionaria  del 10  de  abril  frente  a  los  candidatos  como Keiko  Fujimori, el “cholo “ Toledo, PPKuczynki y Castañeda, los cuales  se vienen disputando   el  ingreso   a  la segunda  vuelta.  Los  observadores políticos   comentan que un   posible  escenario  entre  Ollanta  y Keiko,  sin  opción de una escogencia  “racional,”   sería  mortal  para la democracia.  Más  grato sería   una confrontación   entre   Ollanta  y cualesquiera   de  los  otros, que  en orden de prioridad serían Castañeda, Keiko, PPK y Toledo.

Los  peruanos   estamos   atentos  ante  este hecho  que se ha convertido   en  una película  de  suspenso  al  estilo   de Alfred Hitchcok.  Yo debo  definir  mi  voto.  Y  después  de   analizar  cada uno  de  esos  escenarios y sus  actores,  afirmo por quién  no votaría.

No votaría  en el  orden   de  las  encuestas  de quien tiene  menos  presencia  a más   preferencia:

No votaría  por   Castañeda  porque   como Alcalde de  la más  importante  municipalidad  del país,  nunca   dialogó  ni   escuchó   a los vecinos  que  fueron afectados   por  la  construcción  de   sus puentes,  pistas, parques  y avenidas.  La  chapa  de   “mudo”  no es  gratuita, obedece  al mutis   sistemático  de   un   alcalde  que como  primera autoridad vecinal, hizo  importantes  obras  que han  modernizado Lima, pero  poco  o nada   hizo  por   la seguridad  ciudadana.  Hoy  en Lima, la  pandilla  es  dueña  y  señora de  las  calles  de  los  distritos,  el delincuente   trepa  los muros de tu  casa,  ingresa  a tu departamento  que   cuenta  con  guachimán  y  grabadora,  irrumpe en las   tiendas  de concurrencia  masiva,  los marcas  te arrebatan la vida  por unos cuantos dólares. Zozobra  y  temor restañan los dientes  todos  los días.  Como  Presidente de la República,   el  estilo  de gobernar  sin dialogar sería catastrófico.  Su gobernabilidad  se resquebrajaría    ante  los conflictos   sociales   que  la Defensoría del Pueblo   ha anunciado.

No votaría  por Keiko  no sólo porque arrastra  el activo y el pasivo  del gobierno de su padre, sino   porque  entre sus técnicos, figuran  los  arquitectos  del golpe de Estado de 5 de abril  y   los actores  más  mediáticos   de  un  gobierno autocrático que   corrompió  a incautos  funcionarios y congresistas. Nada ni nadie, a pesar de que pueda  jurar y rejurar,  nos  garantiza  un régimen ampliamente democrático. Y Keiko, identificándose plenamente con el  gobierno   fujimontesinista,  exhibe orgullosa   y cínicamente   lo   bueno, pero   encubre  los asesinatos, el narcotráfico  y la venta de armas de quienes tuvieron  responsabilidad de Estado.    


No   votaría   por  PPK,   que   no tiene  nada de outsider  ni   de   casto  en política,  al contrario   es   un  viejo   camaleón. Su paso   por  el aparato de poder   es   continuo  y permanente.  Su actividad  privada ha estado  vinculada estrechamente con responsabilidades  gubernamentales.   A veces como  actor  en primera  fila,  siendo  ministro   de   energía  y  minas,  de economía,  presidente del Consejo de Ministros  en los años 2001, 2004, 2005,  o  detrás de bambalinas,  actuando  como  lobby, representante  o  asesor  de   poderosas  transnacionales  de la  finanzas y banca de inversiones, muchas de las cuales,   sostienen  a los  gobiernos  en  sus  políticas  perversas  cuyos objetivos nunca fueron  resolver  problemas  básicos  como el  de la educación,  salubridad, empleo, vivienda,   etc.  El lobbysta pretende   hacer  un último servicio  a sus  patrones  norteamericanos  a  los que tanto debe y jamás   traicionaría. PPK es el  típico  candidato  de  los ricos, por los ricos  y para los ricos.

No  votaría  por Toledo,  de hábito  y  estilo bien  norteamericano, personaje  de  confianza  de la derecha   financiera   internacional  y peruana,  de las   clases  angurrientas de   poder  y   satisfechas de  bienestar.  Y que  ante   tanta  mediocridad  de  gobiernos,  aparece como   el  más sabio de los gobernantes  por  haber   logrado  un clima  de paz  y    estabilidad  económica,  con  crecimiento  sostenido.  Pero  lo  que no  se  dice, sólo en voz  baja,   es  que  la  tan  mentada   bonanza fue  porque   durante  su  gobierno   nuestros  minerales  como el oro, la plata, el  cobre, el zinc,   repuntaron  en  los precios  del mercado internacional. Toledo  tuvo  que   no hacer  nada, sólo  dejar  que  el carro del  gobierno  se maneje con  piloto automático.  Y por supuesto nada  chorreó, pero  ni  migajas,  mientras   que  los  grupos de poder interno se apropiaban de nuestros  recursos   e hiperganancias  que  las  empresas  mineras  creen   irrevisables,  aunque   la  población  y sus animales domésticos mueran  lentamente  bebiendo  agua y aspirando aire  contaminados, y sus tierras   se  conviertan en  páramos  infértiles,  con el agravante  de   ser  un mentiroso   empedernido  y    dúctil   a  presiones   que malean su  personalidad volátil  y contradictoria.

No  votaría  por Ollanta, porque no creo  en  su    modelo político  y económico  que pretende imponernos   al  más  puro   estilo chavista,  con  cierre  de  diarios  críticos,  silencio  y persecución de políticos  opositores,  referéndum  para  convocar a un nueva  Constitución  y  Asamblea Constituyente    en una cancha sin  contendores  calificados  por que éstos  han sido  exiliados, encarcelados  o   fugados.  Sus promesas  no piensa    cumplirlas  en el marco de un Estado de derecho  constitucional.   Esa  vía  no es muy grata  para su   autoritarismo,  del cual  no ha hecho un deslinde  categórico.  Votar  por el  buen  soldado, para   conducir  al país   respetando  los derechos  fundamentales,  es  parte  de una propaganda  falaz. Además, sería  negarse  a sí  mismo.  Hoy se ha convertido  en el reciclador  de  los  viejos   marxistas, leninistas, y demás expertos   en  la subversión   y en  el lío  regional. Ha despertado  desconfianzas. A quién le creo:  al Ollanta  del Plan de Gobierno, registrado  en el JNE  o al Ollanta  de una mera   declaración pletórica de  oportunismo.

Finalmente, huelga decir lo siguiente:  Quien más pierde  en este proceso electoral  es el Partido  Aprista, porque   es  increíble  que  siendo   el primer  partido  político  peruano  por su  organización, la calidad de sus cuadros  dirigenciales,  masiva  militancia y , porque   en la coyuntura,  debió  haber  cosechado  los  “éxitos”  del   gobierno aprista. No puede ser que el Partido de Haya de la Torre   no   dispute  la  presidencia  de la república,   ceda espacios  en el próximo Congreso  a la derecha más cavernaria de América Latina  y al fracasado zurdismo vocinglero   y    se  conforme  sólo con  pasar  la  valla del  5 % .  Lástima, su debacle electoral  es  la prueba indubitable  de  una crisis  interna  que viene  desde  cuando  el Gran Partido del Pueblo  declinó ser  el  fiscal y contralor de  un  Poder Ejecutivo de angurria  neoliberal.

En conclusión,   mi  voto no será en blanco  sino  nulo  de toda nulidad en esta   primera jornada. Salvo que en la segunda vuelta renazca la inteligencia  y  madurez   que  reclama  el  país.


Lima,  08 de  abril de 2010.