Soy Walter Mauricio Robles Rosales, abogado peruano, Profesor Principal de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la UNFV, especializado en Derecho Constitucional y Ciencia Política en pre grado y en las mestrías y doctorado.
Director de la Escuela Profesional de Derecho de la UNFV desde enero del 2011 hasta la actualidad. En este Blog, usted podrá encontrar artículos, ensayos y trabajos de investigación sobre Derecho Constitucional, Derechos Humanos, Derecho Administrativo, Ciencia Política, Conciliación, entre otros. Mediante esta página web pongo a disposición de todas las personas mis trabajos, asi como los comentarios de análisis político que realizo a través de diferentes medios de comunicación y eventos académicos que se llevan a cabo en mi país.
sábado, 28 de mayo de 2011

PostHeaderIcon LA LECCIÓN DE BAGUA

Radio Latina  de Huacho.
Programa: “10 minutos don Walter Robles”
Martes, 8 de junio de 2010.
 


                                      LA LECCIÓN  DE BAGUA

Por Walter Robles Rosales

El 05 de junio se recordó el triste y lamentable suceso ocurrido en la provincia de  Bagua, ubicada  en el departamento de Amazonas, donde  murieron hace exactamente un año,  34 personas -25 policías y 9 indígenas- en medio  de  un conflicto social, que desembocó  en un cruce de balas y  piedras. Allí se produjo la confrontación entre  el odio y la desconfianza, el desprecio y la rebeldía, la sordera  y la demagogia. Allí  venció la muerte  sobre la vida.

Bagua es ahora  una marca de fuego que lleva en la frente  una clase política  que todavía disfraza su  incapacidad y soberbia  con  remilgos. Yo no veo un mea culpa honesto  que reconozca errores que  los cometieron en abundancia los involucrados pletóricos de inmadurez e  irresponsabilidad. Y lo que es grave,  no se advierte  que  las   broncas justas de   los pueblos nativos aún están latentes, que sus problemas  todavía  no tienen solución,   mientras  se espera  indolentemente que el tiempo  restañe las  heridas  abiertas. 

El Estado  tiene  que darse cuenta  que la  deuda  que tiene  con los pueblos amazónicos  y  serranos  es  una  deuda, que más tarde  o más temprano  se tiene que saldar. Pero  que esta  deuda  se  salde  con   políticas públicas eficientes  donde  el  niño, el joven,  la madre, el  hombre  común y corriente tengan acceso  a la salud, a la educación, a la vivienda, al trabajo,  a la alimentación, a los servicios básicos como  electricidad  y agua,  como todo  ciudadano peruano, común y corriente, que aspira  a  formar  una familia  decorosa  y  vivir  con dignidad. 

Pero si el Estado  pretende  no saldar esta  deuda histórica,  entonces  no habrá paz, ni seguridad  ni convivencia  armoniosa.

Creo  que  no se puede  eludir  este compromiso social, económico, cultural, legal,   que  compete   sobre todo  a la clase política que  gobierna  o aspira a  gobernar. Y  esa  es  la lección  que  extraemos  de la tragedia  dolorosa  de Bagua,  que nos  hiere  personalmente en el corazón  y llena de vergüenza no tan ajena.

Yo no puedo   aceptar  que  algunos  ministros, como el inefable Ministro de Agricultura, Adolfo Córdova y cierta  prensa mercenaria se coludan para atribuirle exclusivamente toda  culpa  de  los  sucesos de Bagua  a los dirigentes nativos  como Pizango, clamando severo castigo. Este Ministro ha publicado alegremente  un Comunicado el día 06 de junio del presente, en los diarios de circulación nacional, donde no  hay ninguna línea  de  reconocimiento  de  errores, todo  lo contrario,  se ufana   de haber realizado  intensos diálogos,  frecuentes reuniones y el haber elaborado una Propuesta Nacional de Desarrollo Amazónico, que nadie conoce.  Lamentablemente hay individuos fariseos  que por su conducta  se  muestran como uno de esos  especímenes  que sólo  ven los hechos en blanco y negro, y consecuentemente, suelen proponer  políticas  con perfiles  que sólo benefician a sus  héroes excluyendo a supuestos  villanos sobre quienes debe caer todo el peso  de  la ley.  Políticos  cegatones como el aludido  inducen a  gobiernos  a  desbarrancarse  en  otras curvas del diablo.

Para nadie es un secreto  la  ineptitud de  políticos y militares de alta graduación por la desidiosa forma en  que  abordaron  el  conflicto que se venía gestando,  por lo menos, desde un año atrás y  que  la Defensoría del Pueblo  venía  advirtiendo reiteradamente. Y nadie  la escuchó.

El Congreso  con pretextos insulsos evadía el debate de  derogatoria de  los decretos  legislativos que afectaban los derechos fundamentales de  los  reclamantes  y aprobar un proyecto de ley que ellos proponían. Y que en todo caso,  se  hubiera  podido  mejorar  con participación de  todos.  Pero los parlamentarios de oposición  se dejaron arrastrar  por la  fácil  demagogia  mientras que los oficialistas caían  en la trampa de  la  terquedad.  La torpeza y la obstinación se  aliaron  para  preparar el camino  de la  confrontación  mortal.

Los dirigentes nativos haciendo  gala  de  infantilismo clamoreaban  insurgencia popular, exponiendo vidas inocentes a la vorágine  tribal  del  “gana gana”.

Ahora las  muertes  son irreparables, el dolor  no desaparecerá, y aunque el llanto se seque,  Bagua siempre  será una cruz  donde  el  peruano  nativo  o policial fue sacrificado  en la  impunidad  de  una sarta  de  imperturbables ineptos que  arguyen no tener culpa alguna.   

El Estado, y especialmente el gobierno,  deben  escuchar  en la búsqueda  de políticas que articulen intereses y sentimientos, y luego hacer.  Escuchar  con humildad  del viejo  sabio para saber y conocer  qué es lo que aman  y  anhelan,  atender  diligentemente  sus  reclamos,  compartir  su visión, su identidad, su cultura, su tradición,   y descubrir  la clave  del desencuentro entre  el Estado  y los pueblos  originarios abriendo un diálogo  de reconocimiento  de  que las partes  reconocen el derecho a la igualdad. 
    
Pero  fundamentalmente  hacer,  es decir, las promesas se realicen, las políticas  se  efectivicen, los objetivos  se cumplan,  y  dando espacio  de participación y  representatividad  política en los niveles  municipal, regional  y  nacional,  a los  pueblos  originarios  que también tienen derecho a gobernar a  su país restaurando  inequidades  históricas.  De ninguna manera  se les puede ningunear  el derecho fundamental de elegir  y ser elegidos. Ellos  también tienen  derechos civiles, económicos y políticos.

El Estado tiene  que bajar el  mentón  y  sentarse  para dialogar  y  ponerse de pie  para  hacer.  No es  a la viceversa.

Y que conste que aún estamos a tiempo.  Que no  se abuse  de la paciencia  de los  pueblos porque  todos  quieren  paz en sus  hogares. Por eso  es que  en el homenaje  convocado por la Organización Regional de Pueblos Indígenas de la Amazonía Norte (ORPIAN), realizado en la Curva del  Diablo  el 5 de junio, con la concurrencia de más  de  3 mil personas, entre  campesinos, estudiantes,  awajunas, wampis, entre otros, se abrazaron Felipe Bazán, el padre del mayor PNP Felipe Bazán  Soles  -el policía  que desapareció hace un año-,   y   Pizango, como  dos  hermanos  que saben que  hay  desgarramientos  íntimos y profundo  que  los une.

Porque  no puede haber un  Perú descoyuntado en dos: el primero, oficial, castellanizado,  moderno,  que utiliza  internet  y  celular,  el segundo,  marginal,  dialectal,  retrasado, que sólo utiliza,   flecha y lampa.  Esta no es la   democracia sustantiva  que  nos enseñaron Porras Barrenechea, Basadre, Haya de la Torre.     

Y el primer  gesto que debe hacer  el gobierno  es el de promulgar la Ley de Consulta a los Pueblos Indígenas y  una Ley de Amnistía   a favor de  ciudadanos, indígenas,  ronderos, campesinos, comuneros que en la actualidad  están siendo procesados  en el Poder Judicial  y  otros  son perseguidos  por las autoridades.

En  consecuencia, hay  una lección que aprender.  Hagamos  la conciliación  y la paz.  Este es el momento de dar  confianza. Enfrentemos   el reto  de  derrotar  a la  pobreza  y a la corrupción  reconociendo que  en los más humildes de los pueblos  hay dignidad y  fortalezas locales  que hay  que potencia e impulsar.   

Gracias.
Lima,08 de junio, 2010.

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