sábado, 28 de mayo de 2011
LA LECCIÓN DE BAGUA
16:45 | Publicado por
Walter Mauricio Robles Rosales |
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Radio Latina de Huacho.
Programa: “10 minutos don Walter Robles”
Martes, 8 de junio de 2010.
Pág. web: www.constitucionalrobles.com
Por Walter Robles Rosales
El 05 de junio se recordó el triste y lamentable suceso ocurrido en la provincia de Bagua, ubicada en el departamento de Amazonas, donde murieron hace exactamente un año, 34 personas -25 policías y 9 indígenas- en medio de un conflicto social, que desembocó en un cruce de balas y piedras. Allí se produjo la confrontación entre el odio y la desconfianza, el desprecio y la rebeldía, la sordera y la demagogia. Allí venció la muerte sobre la vida.
Bagua es ahora una marca de fuego que lleva en la frente una clase política que todavía disfraza su incapacidad y soberbia con remilgos. Yo no veo un mea culpa honesto que reconozca errores que los cometieron en abundancia los involucrados pletóricos de inmadurez e irresponsabilidad. Y lo que es grave, no se advierte que las broncas justas de los pueblos nativos aún están latentes, que sus problemas todavía no tienen solución, mientras se espera indolentemente que el tiempo restañe las heridas abiertas.
El Estado tiene que darse cuenta que la deuda que tiene con los pueblos amazónicos y serranos es una deuda, que más tarde o más temprano se tiene que saldar. Pero que esta deuda se salde con políticas públicas eficientes donde el niño, el joven, la madre, el hombre común y corriente tengan acceso a la salud, a la educación, a la vivienda, al trabajo, a la alimentación, a los servicios básicos como electricidad y agua, como todo ciudadano peruano, común y corriente, que aspira a formar una familia decorosa y vivir con dignidad.
Pero si el Estado pretende no saldar esta deuda histórica, entonces no habrá paz, ni seguridad ni convivencia armoniosa.
Creo que no se puede eludir este compromiso social, económico, cultural, legal, que compete sobre todo a la clase política que gobierna o aspira a gobernar. Y esa es la lección que extraemos de la tragedia dolorosa de Bagua, que nos hiere personalmente en el corazón y llena de vergüenza no tan ajena.
Yo no puedo aceptar que algunos ministros, como el inefable Ministro de Agricultura, Adolfo Córdova y cierta prensa mercenaria se coludan para atribuirle exclusivamente toda culpa de los sucesos de Bagua a los dirigentes nativos como Pizango, clamando severo castigo. Este Ministro ha publicado alegremente un Comunicado el día 06 de junio del presente, en los diarios de circulación nacional, donde no hay ninguna línea de reconocimiento de errores, todo lo contrario, se ufana de haber realizado intensos diálogos, frecuentes reuniones y el haber elaborado una Propuesta Nacional de Desarrollo Amazónico, que nadie conoce. Lamentablemente hay individuos fariseos que por su conducta se muestran como uno de esos especímenes que sólo ven los hechos en blanco y negro, y consecuentemente, suelen proponer políticas con perfiles que sólo benefician a sus héroes excluyendo a supuestos villanos sobre quienes debe caer todo el peso de la ley. Políticos cegatones como el aludido inducen a gobiernos a desbarrancarse en otras curvas del diablo.
Para nadie es un secreto la ineptitud de políticos y militares de alta graduación por la desidiosa forma en que abordaron el conflicto que se venía gestando, por lo menos, desde un año atrás y que la Defensoría del Pueblo venía advirtiendo reiteradamente. Y nadie la escuchó.
El Congreso con pretextos insulsos evadía el debate de derogatoria de los decretos legislativos que afectaban los derechos fundamentales de los reclamantes y aprobar un proyecto de ley que ellos proponían. Y que en todo caso, se hubiera podido mejorar con participación de todos. Pero los parlamentarios de oposición se dejaron arrastrar por la fácil demagogia mientras que los oficialistas caían en la trampa de la terquedad. La torpeza y la obstinación se aliaron para preparar el camino de la confrontación mortal.
Los dirigentes nativos haciendo gala de infantilismo clamoreaban insurgencia popular, exponiendo vidas inocentes a la vorágine tribal del “gana gana”.
Ahora las muertes son irreparables, el dolor no desaparecerá, y aunque el llanto se seque, Bagua siempre será una cruz donde el peruano nativo o policial fue sacrificado en la impunidad de una sarta de imperturbables ineptos que arguyen no tener culpa alguna.
El Estado, y especialmente el gobierno, deben escuchar en la búsqueda de políticas que articulen intereses y sentimientos, y luego hacer. Escuchar con humildad del viejo sabio para saber y conocer qué es lo que aman y anhelan, atender diligentemente sus reclamos, compartir su visión, su identidad, su cultura, su tradición, y descubrir la clave del desencuentro entre el Estado y los pueblos originarios abriendo un diálogo de reconocimiento de que las partes reconocen el derecho a la igualdad.
Pero fundamentalmente hacer, es decir, las promesas se realicen, las políticas se efectivicen, los objetivos se cumplan, y dando espacio de participación y representatividad política en los niveles municipal, regional y nacional, a los pueblos originarios que también tienen derecho a gobernar a su país restaurando inequidades históricas. De ninguna manera se les puede ningunear el derecho fundamental de elegir y ser elegidos. Ellos también tienen derechos civiles, económicos y políticos.
El Estado tiene que bajar el mentón y sentarse para dialogar y ponerse de pie para hacer. No es a la viceversa.
Y que conste que aún estamos a tiempo. Que no se abuse de la paciencia de los pueblos porque todos quieren paz en sus hogares. Por eso es que en el homenaje convocado por la Organización Regional de Pueblos Indígenas de la Amazonía Norte (ORPIAN), realizado en la Curva del Diablo el 5 de junio, con la concurrencia de más de 3 mil personas, entre campesinos, estudiantes, awajunas, wampis, entre otros, se abrazaron Felipe Bazán, el padre del mayor PNP Felipe Bazán Soles -el policía que desapareció hace un año-, y Pizango, como dos hermanos que saben que hay desgarramientos íntimos y profundo que los une.
Porque no puede haber un Perú descoyuntado en dos: el primero, oficial, castellanizado, moderno, que utiliza internet y celular, el segundo, marginal, dialectal, retrasado, que sólo utiliza, flecha y lampa. Esta no es la democracia sustantiva que nos enseñaron Porras Barrenechea, Basadre, Haya de la Torre.
Y el primer gesto que debe hacer el gobierno es el de promulgar la Ley de Consulta a los Pueblos Indígenas y una Ley de Amnistía a favor de ciudadanos, indígenas, ronderos, campesinos, comuneros que en la actualidad están siendo procesados en el Poder Judicial y otros son perseguidos por las autoridades.
En consecuencia, hay una lección que aprender. Hagamos la conciliación y la paz. Este es el momento de dar confianza. Enfrentemos el reto de derrotar a la pobreza y a la corrupción reconociendo que en los más humildes de los pueblos hay dignidad y fortalezas locales que hay que potencia e impulsar.
Gracias.
Lima,08 de junio, 2010.
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