Soy Walter Mauricio Robles Rosales, abogado peruano, Profesor Principal de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la UNFV, especializado en Derecho Constitucional y Ciencia Política en pre grado y en las mestrías y doctorado.
Director de la Escuela Profesional de Derecho de la UNFV desde enero del 2011 hasta la actualidad. En este Blog, usted podrá encontrar artículos, ensayos y trabajos de investigación sobre Derecho Constitucional, Derechos Humanos, Derecho Administrativo, Ciencia Política, Conciliación, entre otros. Mediante esta página web pongo a disposición de todas las personas mis trabajos, asi como los comentarios de análisis político que realizo a través de diferentes medios de comunicación y eventos académicos que se llevan a cabo en mi país.
martes, 7 de julio de 2009

PostHeaderIcon Los golpes de estado y el estado democratico

A propósito del golpe de Estado en la República de Honduras, donde los militares con la aprobación del Congreso de la República, el Poder Judicial de ese país de América Central, se ha puesto en el tapete del debate de la opinión pública en América Latina sobre el hecho político que conocemos como “golpe de Estado”.

En primer lugar qué es un golpe de Estado. Veamos, el Diccionario Ideológico de la Lengua Española (Julio Casares de la Real Academia Española. Editorial Gustavo Gile. Barcelona, 1985) nos dice que es una “Medida grave y violenta de uno de los poderes del Estado, usurpando las atribuciones de otro”.

El Diccionario de Uso Español (de María Moliner, A.G., Editorial Gredos S,A., Madrid, 1997), nos dice que el Golpe de Estado es una “Acción de apoderarse violenta e ilegalmente del gobierno de un país, algunos de los poderes del mismo, por ejemplo, el ejercito”

El Diccionario Anaya de la Lengua dice que es “Usurpación del poder por parte de un grupo”.

El Diccionario de la Real Academia Española, preceptúa que el golpe de Estado es una “Actuación violenta y rápida, generalmente por fuerzas militares o rebeldes, por la que un grupo determinado se apodera o intenta apoderarse de los resortes del gobierno de un Estado, desplazando a las autoridades existentes”.

El constitucionalista argentino Bidart Campos en su Lecciones Elementales de Política (p. 451, Editorial Grigley, Lima, 2002) sostiene que “El golpe de Estado se detiene y localiza en un mero cambio del elenco gobernante; es también violento, pero no cambia al régimen en sí mismo, sino destituye a los titulares del poder y los reemplaza por otros”.

Lo cierto es que el golpe de Estado o gobierno de facto, es la captura del poder político de una manera ilegal, violenta y repentina por parte de un grupo de poder, quebrantando la legalidad institucional y la legitimidad de la voluntad popular El golpe de Estado siempre es realizado por un grupo minoritario organizado, con un objetivo, provocado intencionalmente, sustituyendo autoridades o generando un cambio del régimen político, suspendiéndose las garantías constitucionales y poniendo a su servicio los demás poderes del Estado y los medios de comunicación.

El golpe de Estado que ha derrocado a Manuel Zelaya ha sido condenada por casi todos los países de América Latina. La Organización de los Estado Americanos (OEA), ha acordado aplicarle el artículo 21 de la Carta Democrática Interamericana sancionando al país centroamericano con la suspensión. Lo negativo es que la OEA ha perdido credibilidad, pues históricamente siempre han convalidado los golpes de Estado

Creo que la posición principista de todo ciudadano democrático y todo grupo político que se precie de democrático es el de condenar todo golpe de Estado, aún cuando estamos informados que Manuel Zelaya, pretendiendo seguir la ruta política del presidente venezolano Chávez, tenía la ambición de instaurar un régimen de gobierno autócrata, vía un referéndum y una asamblea constituyente, que le conceda poderes para gobernar monocráticamente, poniendo a su servicio el Congreso, el Poder Judicial, y por supuesto, los medios de comunicación, los cuales se dediquen solo a lanzar aleluyas a todas sus acciones.



Un golpe de Estado es un retroceso civil, político y económico. La Constitución deja de ser la fuente de todos los derechos y deberes ciudadanos. Desaparece todo tipo de control político. La corrupción pudre todos los actos administrativos, financieros y políticos llevados a cabo por quienes manipulan el poder, convirtiéndose en un gobierno de inmunidad y de impunidad. Algo más, todos los golpistas han dejado el poder con una abultada cuenta de ahorros, producto del robo y del latrocinio.

Con el progreso de la Ciencia Política que ha depurado los conceptos, estoy de acuerdo con el profesor Bidart Campos (p. 272) cuando afirma que la democracia no es una mera forma de gobierno, es más bien una forma de Estado. La democracia como forma de Estado sitúa al hombre dentro de la comunidad política en una forma de convivencia libre, que asegure su dignidad, su libertad y sus derechos individuales. La democracia como forma de Estado presupone una forma y un estilo de vida, que es la convivencia humana en justicia y en libertad. El Estado es democrático cuando su poder se ejerce en forma respetuosa y al servicio del bien común. Un Estado democrático es inclusivo, solidario y de oportunidades para todos, especialmente, con los sectores más débiles de la sociedad. Lo contrario a un Estado democrático es el de Estado autoritario y el Estado totalitario.

En el Perú, se han dado muchos golpes de Estado, y en el balance nuestra historia política, más son los Estados autoritarios y de dictadura, las formas de Estado con los cuales nos han desgobernado. Desde entonces la persecución, los asesinatos y genocidios, la corrupción y el silencio cómplice, han caracterizado una forma de Estado cerrado y arbitrario en el manejo del poder político. En 1992 se produjo el último golpe de Estado, y su desarrollo y final, es historia que ya todos conocemos. De ahí que el Estado democrático en nuestro país es débil, como débiles son sus más importantes instituciones. Creo que el estadista del siglo XXI, debe asumir su responsabilidad, contribuyendo desde la vertiente en que se encuentre, a fortalecerlo, con el diálogo y la mejor buena voluntad resolviendo los problemas que por ser políticos afectan a todos, gobernantes y gobernados.

Eso explica nuestro rechazo y repulsa a los golpistas de Honduras. Y a quienes deliberadamente, acaso, pretendan en el Perú provocar un golpe de Estado que nos conduzca al túnel de la corrupción y de la violencia. Pregunto ¿ La continuidad sistemática de paros y huelgas con toma de carreteras y de aeropuertos, destrucción de bienes públicos, con muerte de 34 personas entre militares y civiles, amenazas, violencia y secuestro se pueden aceptar dentro de un Estado democrático ? Yo creo que no. Los paros y huelgas como canales de protesta y de queja son legítimos en un Estado democrático, pero con violencia sistemática que genere inseguridad, inestabilidad y zozobra pueden ser parte de un plan siniestro de crear un escenario propicio para provocar un golpe de Estado ?
Si algo se aprende de la historia, es tomar previsiones y denunciar cualquier plan u acto ominoso que pretenda arrojarnos a la aventura irresponsable y sangrienta de un siniestro golpe de Estado. Nuestra democracia está en formación, es todavía adolescente, y puede ser fuerte y virtuosa en la medida en que todos los peruanos, de todas las izquierdas y de todas las derechas, enfaticen y cultiven la tolerancia y el diálogo en la resolución de conflictos que hagan posible la gobernabilidad. Yo creo que cualquier problema se resuelve, lo único que no tiene solución es la muerte. Pero se requiere firme y común voluntad de proponer ideas, razones y sentimiento de hacer bien la cosa pública en el marco del respeto a la persona humana. Necesitamos deponer intereses subalternos y avanzar en la construcción de un Estado social y democrático de derecho.

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